El Huracán Hanna añade miseria a los efectos del COVID-19 en el Valle del Río Grande

Por Elket Rodríguez

El huracán Hanna dejó una estela de devastación al pasar el pasado 25 de julio por el Valle del Río Grande de Texas. Hanna arrojó más de 15 pulgadas de lluvia en la región cercana al Golfo de México, inundando severamente las zonas rurales y las colonias.

Los impetuosos vientos de Hanna causaron estragos en la zona, volcando casas rodantes y arrancando los techos de muchas residencias.

"El huracán causó mucho daño a las colonias (nombre otorgado a las villas no incorporadas que abundan en la frontera)", informó Jorge Zapata, coordinador asociado del Compañerismo Bautista Cooperativo (CBF por sus siglas en inglés) de Texas. "A muchas familias les voló el techo de sus casas".

A su paso por el Sur de Texas, Hanna dejó a miles de familias con el agua hasta la cintura, indicó Zapata, fundador de Hearts4Kids, una entidad sin fines de lucro que sirve a las comunidades más pobres a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México. 

Al otro lado de la frontera y aún más cerca del Golfo de México, el Pastor Eleuterio González continúa sirviendo a más de 1,600 refugiados que esperan por sus audiencias de inmigración en Matamoros, México. Estos migrantes no pueden cruzar la frontera por la vigencia de los Protocolos de Protección al Migrante, mejor conocida como la política de "Permanece en México", la cual requiere que los solicitantes de asilo en los Estados Unidos tengan que esperar por su proceso en el lado mexicano de la frontera.

Previo al paso del huracán, González logró reubicar a 83 niños y 69 madres que se encontraban hacinados junto a más de 4,000 migrantes en un campamento masivo cerca del centro de Matamoros. Con la ayuda de los miembros de la Iglesia Valle de Beraca, la cual pastorea, González consiguió trasladar a estas familias a un almacén para protegerlas de los embates del huracán. 

La mayoría de los migrantes varones resistieron los vientos y la lluvia asociada a la tormenta dentro de sus carpas, "soportando el ataque del huracán", dijo González. "Hay muchas carpas que están dañadas o rotas. Casi todos los migrantes perdieron su ropa debido a los vientos ".

Aunque gran parte de Matamoros se inundó, el Río Bravo, que separa la frontera norte de la ciudad, no se desbordó sobre sus orillas en dirección hacia el campamento de los migrantes.

"Gracias a Dios el río no se desbordó y nadie murió", expresó González. "Pero el suelo está muy mojado y tengo que sacar a la gente de allí".

Las enfermedades provocadas por Hanna son numerosas. Muchos niños tienen eczema, producto de las picaduras ocasionadas por los ratones. Los gusanos infestan el campamento de inmigrantes como resultado de la humedad del suelo. Y muchos adultos sufren de fiebre, un síntoma principal del COVID-19. 

Ante este escenario, González llevó a un médico al campamento con el fin de que examinara gratuitamente a los migrantes afectados. 

Al otro lado de la frontera con Matamoros, los pastores Carlos Navarro de la Iglesia Bautista West Brownsville y Rogelio Pérez de la Iglesia Bautista Capernaúm en Olmito ayudaron a sus compañeros pastores en Matamoros y en las colonias del Valle.

Antes de que el huracán tocara tierra, Hearts4Kids le entregó a Pérez 12 paletas de madera repletas de suministros de agua embotellada y 1,700 galones de leche para ayudar a los residentes de Olmito a abastecerse antes del huracán.

Después de la tormenta, Navarro proporcionó cientos de kilos de ropa a las víctimas de la tormenta. "Alrededor de 800 camisas y 300 pantalones, entre otros tipos de ropa, serán donados a los migrantes en Matamoros", afirmó. 

Previo a la pandemia, Navarro y la Iglesia Bautista West Brownsville operaban un centro de asistencia para inmigrantes, el cual está actualmente cerrado debido a la paralización de los procesos de asilo en los Estados Unidos. 

Brownsville y Olmito no experimentaron muchas inundaciones. De hecho, Navarro celebró dos cultos el domingo por la mañana, y los miembros de la iglesia de Pérez no experimentaron ningún daño a la propiedad.

CBF Texas donó 25 lonas para ayudar a las familias que perdieron sus techos durante el huracán. Además, la organización Hope Springs Water donó 19 paletas de agua embotellada a Hearts4 Kids para ser distribuidas en la región.

La división de Respuesta a Desastres de CBF donará tarjetas de regalo para que las familias afectadas compren artículos de recuperación inmediata y equipará un remolque de herramientas para ayudar con la reparación de los hogares afectados. Fellowship Southwest y la división de Respuesta a Desastres de CBF comprarán suministros para proteger a las víctimas de la tormenta, así como para ayudar a reparar los daños y garantizar que las víctimas puedan permanecer secas. Estas dos organizaciones, también, coordinarán la recuperación a largo plazo en la región.

"Debido al COVID-19, no se reclutarán voluntarios para ayudar con los esfuerzos de recuperación del huracán Hanna", dijo el coordinador nacional de respuesta ante desastres de CBF, Rick Burnette. "Sin embargo, se solicitan oraciones por los hogares y las congregaciones afectadas, junto con el apoyo financiero".

Los últimos meses han sido terribles para las comunidades pobres de la frontera y sus residentes vulnerables. El paso de Hanna aumenta la miseria en un lugar que ya se encontraba siendo impactado por la pobreza, la inmigración y la pandemia.

Aún así, los líderes que dirigen la respuesta coordinada a estos desafíos están convenccidos de que ahora es el mejor momento para que los cristianos encarnen la presencia de Cristo en favor de las personas que viven en la frontera, quienes simultáneamente están sufriendo los efectos de un huracán y de una pandemia. 

Para apoyar al Fondo de Ayuda para Desastres Domésticos de CBF, del cual Hearts4Kids se beneficia para ayudar a las comunidades a lo largo de la frontera, haga clic aquí.

Eleuterio González necesita desesperadamente una camioneta para transportar refugiados alrededor de Matamoros. Si tiene una camioneta que pueda alojar a 15 pasajeros y desea donarla a su ministerio, o si desea contribuir a un fondo para comprar esta camioneta, comuníquese con Marv Knox a mknox@cbf.net.

Elket Rodríguez es el especialista en defensoría y misiones de inmigrantes y refugiados del Compañerismo Bautista Cooperativo y de Fellowship Southwest.