Abbott y los soldados romanos

Por Elket Rodriguez

No hay manera de que los soldados romanos que pusieron la corona de espinas sobre Jesús reclamaran que no sabían que estaba mal y era insultante. Tampoco, podían alegar que no sabían que Jesús estaba siendo crucificado por agenciarse facultades exclusivas al Mesías, poniendo de relieve que hoy ni el César ni Herodes eran el Hijo de Dios.

Al final del día, no había manera de evitar que el Reino de los cielos había llegado, y que ese Reino representaba un choque a las lealtades del orden político de su tiempo, y según la historia lo evidencia, de los órdenes futuros. Del mismo modo, el gobernador de Texas, Greg Abbot, no puede argumentar que no sabe que el mundo lo ha visto poner la corona de espinas sobre Jesús cuando decidió agregar alambres de púas y boyas en y alrededor del Río Grande –que divide la frontera entre México y Estados Unidos en Texas. Todo esto con el único fin de para disuadir a los migrantes que cruzan la frontera en Eagle Pass, Texas –al otro lado del Río Grande en Piedras Negras, México.

Si tomamos Mateo 25:35-46 al pie de la letra, como palabras directas de Jesús, entonces Abbot está abiertamente rechazando a Jesús al no recibir a los forasteros. Actúa como una cabra, cortando al Jesús que aparece en la frontera, haciendo la vista larga al Moisés que flota en el río o, poniéndole la corona de espinas a Jesús como los soldados romanos.

Y no es una aeveración descabellada. Porque el acto de colocar una corona de espinas sobre una persona crucificada solamente tiene el fin de humillar su dignida, al igual que instalar alambres de púas y boyas en un río que anualmente cobra la vida de cientos de personas.

En esencia, esos mismos filos que laceraron a Jesús, alegadamente cobraron la vida de 2 personas, han cortado a docenas de migrantes, incluidos niños y mujeres embarazadas, especialmente una que tuvo un aborto espontáneo. Este lado cortante de la Operación Lone Star (Estralla Sola) ha sido tan cruel que incluso los vecinos y políticos en Eagle Pass donde se concentran las boyas, están cansados del cuadro humano tan sangriento de esta política. Además, según un correo electrónico del Departamento de Seguridad Pública de Texas, se les ha dicho a los oficiales del orden público que empujen a los niños de vuelta al Río Grande y nieguen proveerle agua a los migrantes, aun ante temperaturas tan altas..

¿Acaso no hay otras maneras menos crueles de evitar el cruce de migrantes? ¿Acaso no se han gastado 10 billones de dólares en la operación Lone Star como para hacerla más humana y costo-efectiva?

Porque es más costoso tratar a los migrantes heridos o transportarlos a hospitales que tratarlos sin lesiones. Además, estas nuevas barreras ponen en riesgo la vida de los oficiales de inmigración que rescatan a los migrantes en el río.

Que conste, no estoy criticando la legitimidad de crear mecanismos para manejar los cruces fronterizos. Personas honestas podemos debatir la efectividad de estas barreras. Pero poner en riesgo las vidas de los migrantes desarmados que cruzan la frontera con el fin de hacer su viaje mucho más sangriento y disuadir su entrada en el país más rico del mundo trasciende lo comprensible.

Todo esto, como si no fuera suficiente que muchos de estos migrantes ya han sufrido pérdidas, traumas y atrocidades a manos de organizaciones criminales durante su trayecto a la frontera entre México y Estados Unidos. Como si ya no hubiesen puesto en riesgo sus vidas cuando cruzaron la mortal selva del Darién.

Estas boyas y estos alambres de púas no son una disuasión para ningún migrante que ya haya viajado miles de millas. Estas boyas y alambres de púas tampoco están enviando un mensaje de disuasión a ningún migrante. Estas boyas y alambres de púas solo muestran el nivel de mala fe y crueldad al que el gobernador de Texas está dispuesto a sucumbir para demostrar que se enorgullece en tener y poner la corona de espinas a un Cristo crucificado.

Sí, gobernador, tiene sangre en sus manos. El tipo de sangre con la que no puede lavarse las manos como Pilato.

El Reino de los Cielos no está en usted, no importa cuántas fotos se tome líderes religiosos para lavarse la cara–o en este caso las manos. Usted tampoco representa los mejores valores y aspiraciones de los tejanos, independientemente de su afiliación e ideología religiosa o política.

Politizar la humillación y la crueldad en un sistema democrático y constitucional no es una estrategia legítima, sino un acto de la profunda oscuridad de su alma. Y, mientras no haya arrepentimiento, la pérdida de vidas debido a estas boyas y alambres de púas corre a su costa.

Todavía tienes tiempo para evitar ir "al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles". La boya está en su cancha.

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