El problema con usar el término “ilegal” | The problem with the word "Illegals"
By Elket Rodríguez
(Scroll down for English)
No hay palabra más ofensiva en el debate migratorio que la palabra ilegal. Ilegal puede referirse a una persona indocumentada o que actualmente se encuentra sin autorización legal a estar en los Estados Unidos. No obstante, cada vez observo que la palabra adquiere una mayor connotación, para incluir incluso a los solicitantes de asilo y residentes legales permanentes -aquellos que están autorizados a estar en el país. Incluso, la he visto ser utilizada como un epíteto contra todo el que entra por la frontera y todo aquel que es “Brown” o negro, independientemente de la manera en que entró.
Y es que lilegal es utilizado muchas veces como un racial slur, un término amplio para abrazar todo aquel qué tiene odio o resentimiento contra los extranjeros. De hecho, nunca he escuchado que se utilice el término para hablar de personas que no sean brown o negras.
Y es importante entender qué se refiere a la gente cuando utiliza el término ilegal, porque nadie es ilegal. La ley no le da dignidad o vida a una persona. La gente siempre existe previo a la ley o a la legalidad. Plantear que una persona no existe o vive o está contemplada dentro del Reino de Dios y de esta tierra meramente porque la ley de una región específica lo mantiene en el ostracismo -para beneficiarse laboralmente de sus frutos y oprimirlo- no significa que esa persona no sea una persona. No fue hasta hace poco que la ley en los Estados Unidos contemplaba que los afroamericanos eran 1/5 de legales, en función de que los supremacistas blancos mantuvieran el poder legal y político de explotar a aquellos de diferente estirpe.
Y hoy se usa el termino ilegal de la misma manera. Y al igual que en antaño, la riqueza y productividad del supremacista blanco depende de los lomos y el esfuerzo esclavizante de los "ilegales".
Casi la mitad de los trabajadores agrícolas que recogen la comida que comemos en los Estados Unidos son inmigrantes indocumentados y el 70 % son nacidos en el extranjero, en su mayoría de origen hispano.
Estados Unidos no está en un recesión económica gracias al esfuerzo de los trabajadores migrantes.
La inflación se ha estabilizado debido a la mano de obra migrante.
Los inmigrantes indocumentados pagan 11.6 billones de dólares en impuestos cada año.
Pero que tal si vamos más allá y te aseguro que los padres y las madres de tu fe son ilegales.
No olvidemos que Abraham mintió en su solicitud de visa para entrar en Egipto y en Gerard al poner a su esposa como su hermana. Nos olvidamos que Sara se prestó para esto también. No olvidemos que fueron dos veces deportados en su vida.
No olvidemos que José fue vendido como esclavo por sus hermanos y llevado como mercancía a Egipto. No olvidemos que antes de ascender a una alta posición en la corte del faraón, fue un migrante esclavo.
Acaso olvidamos que Moisés fue un menor migrante no acompañado que tuvo una salida voluntaria en la frontera de Egipto para evitar que lo mataran o lo deportaran.
Ruth fue una viuda moabita que siguió a su suegra Noemí a Israel. Acaso olvidamos que Daniel y sus amigos fueron llevados cautivos en Babilonia y vistos como forasteros en una tierra extranjera.
Y para ponerle un broche de oro, Jesús hizo acopio de todas estas historias migratorias para encarnar en la vida a los solicitantes de asilo.
Después de que Jesús nació, María y José huyeron a Egipto para escapar la masacre de niños de Herodes. Vivieron como refugiados hasta que fue seguro regresar. Incluso, Jesús, en sus primeros años, vivió como refugiado en una tierra extranjera, lo que ilustra la vulnerabilidad y los desafíos a los que se enfrentan hoy las personas en movilidad humana.
Por ello, pregunto, ¿es acaso tu discrimen tan grande que no te permite ver a Jesús hoy en un albergue migratorio? Por ello, te invito a que mires otra vez tu Biblia, y veas al Dios de los ilegales, al Dios de los que viven en secreto en la sociedad.
¿ Pregúntate quién es el ilegal en el Reino de los Cielos?
No word is more offensive in the U.S. immigration debate than "illegal." It can refer to someone undocumented or without legal authorization. However, this term is often used more broadly, even encompassing asylum seekers and legal permanent residents—those authorized to be in the country. It is frequently used as a slur against anyone crossing the border or any foreign born who is Brown or Black, regardless of their manner of entry.
"Illegal" is frequently wielded as a catch-all term for those harboring hatred or resentment against foreigners. It is rarely used to describe foreign born persons who are not Brown or Black.
Understanding what people mean when they use the term "illegal" is crucial because no one is illegal. People exist before and beyond the law.
I recently had an experience with a person who came to the Rio Grande Valley to support the work I do with migrants. I was surprised to hear a Christian brother use this offensive language in reference to immigrants.
It made me realize we are likely to hear the term “illegal” tossed around in political conversations this year, and we need to take the time to examine why it is so offensive.
A Deeper Look at History and Humanity
Labeling people as “illegal” dehumanizes them and strips them of their inherent worth. Historically, laws have been used to marginalize and exploit. In the United States, it wasn't long ago that laws counted African Americans as three-fifths of a person to maintain white supremacy’s political and economic power. Today, the term "illegal" serves a similar purpose, maintaining a system where white prosperity depends on the labor and exploitation of "illegals."
Almost half of the farmworkers who pick the food we eat are undocumented immigrants, and 70% are foreign born.
The U.S. is not in an economic recession because of migrant workers.
Half of workers in the construction sector are undocumented immigrants.
Just like the Egyptians in the times of Moses, our livelihood depends on those we oppress for cheap labor. But let’s go further—many of our faith’s forebears were “illegal.”
Biblical Figures as “Illegals”
Abraham committed fraud in his application to enter into Egypt and Gerar by lying that his wife Sarah was his sister. Even then, Sarah participated in this deception, and they were deported twice. Initially, an outsider and a slave before rising to power, Joseph was sold as a property and taken to Egypt. Moses was an unaccompanied migrant minor who then fled Egypt to avoid death or deportation. Ruth, a Moabite widow, followed her mother-in-law Naomi to Bethlehem without documents, yet God saw her worth. Daniel and his friends were taken captive in Babylon and were outsiders in a foreign land.
Jesus himself –the ultimate refugee– crossed a border as an asylum seeker when Mary and Joseph fled to Egypt to escape King Herod’s massacre. They lived as refugees until it was safe to return.
Therefore, if your prejudice is so deep that you cannot see Jesus today in a migrant shelter or a manger, I invite you to re-read your Bible and see the God of the “illegals” living in society’s shadows. May the Spirit of God and his righteousness open your eyes to learn from the faith of the “illegals”.