Bienvenida y Hospitalidad Sagradas

By Anyra Cano

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para proclamar la libertad a los cautivos. "

El mes pasado en Brownsville, TX, junto al pastor Carlos Navarro y la Iglesia Bautista West Brownsville, nos reunimos en un centro de bienvenida establecido para las organizaciones sin fines de lucro. Estábamos ahí para ofrecer alimentos, agua y otras necesidades básicas a los refugiados y migrantes. Minutos antes de entrar a este centro de bienvenida, ellos son liberados de los centros de detención de la Patrulla Fronteriza.

Ese día se dio la bienvenida a nuestro país a unos 300 migrantes. El pastor Navarro coloco música y levanto las banderas representando a sus países. También nos dirigió a todos los voluntarios a aplaudir para animar a los que entraban en el centro de bienvenida. El lugar se transformó en toda una celebración.

Mientras esperaban en la fila para recoger los artículos, el pastor Navarro se paró sobre una silla y con mucha alegría y un corazón sincero, anunció: "Bienvenidos, bienvenidos, bienvenue. Queremos que sepan aquí presentes, estamos un grupo de iglesias y organizaciones sin fines de lucro, para darles la bienvenida a nuestro país. Nos han proporcionado estos recursos para compartir con ustedes. Sabemos que han sobrevivido una jornada muy larga y difícil, pero queremos que entiendan que ahora están a salvo y que son bienvenidos aquí. " Los rostros de los migrantes se les iluminó con esperanza.

Los voluntarios de la iglesia procedieron a repartir ropa, agua, comida y Biblias. Los voluntarios acompañaron a los migrantes en la fila, orando con ellos y compartían el Evangelio.

Elket Rodríguez, misionero de CBF, y mi persona, repartíamos aguas y Gatorade cuando de repente me pidieron que me fuera con el pastor al comienzo de la fila donde estaban los migrantes esperando.

En ese instante, viví uno de los momentos más sagrados de mi ministerio. Me dieron unas tijeras y me asignaron la tarea de cortar las manillas que los inmigrantes llevaban cuando estaban en el centro de detención. La manilla llevaba un código de barras que les identifica como detenidos en el lugar.

Cuando empecé a cortar esos brazaletes, me vino a la mente las palabras de Lucas 4:18, Dios me había ungido para proclamar su liberación. Miré intencionalmente a cada uno de sus ojos llenos de lágrimas. Al cortar las pulseras, yo oraba bendiciones sobre ellos. Sus rostros se transformaban de un sentimiento de vergüenza a una de seguridad propia.

Nunca había experimentado una bienvenida a extranjeros tan bella.

Más tarde, ese mismo día, visitamos el centro de descanso que Fellowship Southwest ayudó a construir y renovar. Dos familias, madres solteras con sus hijos, habían llegado y nuestro equipo estábamos allí para darles la bienvenida. El pastor Navarro tenía osos de peluche para los niños, biblias para las madres, y nuevos paquetes de aseo personal listos para todos ellos.

Me animó mucho ver lo bien que la iglesia socorre a los inmigrantes. Era muy evidente que las dos familias que acababan de llegar se sentían abrazadas y queridas.

Al día siguiente, durante el culto de la iglesia, el pastor Navarro planeó un momento para dar la bienvenida a todos los de la congregación que habían llegado recientemente, y a los que se alojaban en el centro de descanso. Ese día las familias que se habían quedado en el centro de descanso venían de México. El pastor tenía preparada la bandera mexicana, junto con una canción tradicional mexicana, y procedió a darles la bienvenida una vez más a nuestro país. Luego compartió unas palabras muy profundas y significativas.

"Nací en Guatemala y cuando entre a este país, llegue sin papeles. Mi primera noche en los Estados Unidos fue la peor y más miserable de mi vida. Hice una promesa, que haría todo lo posible para ofrecer hospitalidad a cualquiera que lo necesitara, para que nunca experimentaran lo que yo viví esa primera noche. Mi esperanza es que cualquier persona que entre en nuestro país sea bienvenida y se le ofrezca hospitalidad. "

Las lágrimas corrían por los rostros de esas madres solteras, que se sentían tan seguras y cuidadas. Me acordé del día en que entregué mi vida a Jesús, sabiendo que estaba segura en los brazos de Dios.

Al pensar en la bienvenida del pastor Navarro, me sentí inspirada, pero también me sentí desafiada a reflexionar sobre las siguientes preguntas. "¿Cómo extiendo yo la hospitalidad a los extranjeros? ¿Ofrezco una bienvenida llena de buenas noticias, libertad y sanidad? "

El pastor Navarro, y los demás ministerios con los que colaboramos en la frontera, ofrecen una bienvenida a cientos de inmigrantes que buscan refugio en nuestro país. Cada día, a través de sus ministerios, ellos son ejemplos vivos del pasaje bíblico que se encuentra en Lucas 4:18.

Sus ministerios ofrecen hospitalidad sagrada y necesidades básicas. He visto el impacto que tiene en los ánimos de aquellos que vienen esperando muy poco, pero necesitando mucho.

Sin embargo, la necesidad sigue creciendo. La inminente llegada de muchos más inmigrantes puede desbordar la capacidad de nuestros socios.  Están comprometidos con esta labor y en suministrar todos los recursos en su mayor capacidad, pero se necesita más.

Puede que no todos podemos ir personalmente a la frontera, para ofrecer hospitalidad a los migrantes recién llegados, aunque eres más que bienvenido a hacerlo si puedes. Pero todos podemos participar en este ministerio a través de nuestras donaciones.

¿Quieres asociarte con nosotros para financiar estos ministerios sagrados? Tus donaciones financieras ayudan a proporcionar comidas, refugio, transporte, y otras necesidades básicas a los migrantes en la frontera. Cada uno de nuestros socios practica el tipo de hospitalidad amorosa y digna que modela el pastor Navarro. Juntos, podemos vivir el llamado de Jesús.